CRÓNICAS NEGRAS DE ABELARDO
22 mayo, 2020
CRONICAS NEGRAS DE ABELARDO
Solidaridad y Rock And Roll
Con el pasar de los días en esta cuarentena obligatoria (Mi tripa cañera no me permite decir voluntaria), me he topado con todo tipo de publicaciones en las redes sociales, y como tiempo es lo que hay de sobra, he notado que un gran número de estas publicaciones están dedicadas al tema de la SOLIDARIDAD…, pero no precisamente para visualizar sus ricos y gratificantes avances, y mucho menos demostrar que se esté esparciendo de manera efectiva, sino que curiosamente, y aunque usted no lo crea, la mayoría de las publicaciones acerca de este tema son para tratar de explicar o definir que coño es la SOLIDARIDAD, algo que me pareció risible en un principio y aterrador luego de un detallado análisis, se esfuerzan por mostrarle a la sociedad como ser solidaria en esta situación, y yo juraba que eso era algo de lo que se encargaba la lógica y el sentido común, pero me temo que no es así y precisamente por eso decidí dedicar unas líneas a este tema.
Pero se preguntará usted: ¿Que coño tiene que ver esto, con el rock y el metal extremo en nuestro país y el resto del mundo? Y a eso voy, pues si tiene que ver y mucho, con esta gran comunidad del rock y el metal.
Resulta que en pleno 2020 hay que explicarle a una gruesa parte de la población que coño es la SOLIDARIDAD y con que se come, y es allí donde entramos todos nosotros en escena, haciendo una entrada magistral como la de los rock stars que siempre hemos querido ser, y es que resulta que la SOLIDARIDAD ha sido el pan nuestro de cada día en esta comunidad de desadaptados, renegados y “come gatos” a la cuál pertenecemos, es algo que hemos practicado cada día de nuestras vidas, desde que caímos en las fauces de esta música que tanto nos apasiona.
La SOLIDARIDAD es algo espontáneo dentro de esta comunidad del rock y el metal, siempre ha sido para nosotros la norma y no la excepción, me explico, la solidaridad es algo tan común para nosotros que lo puedes observar al asistir a un concierto, como allí todos, solo por el hecho de portar una franela negra somos hermanos, gente que no conoces te saluda con euforia y hasta te ofrecen un trago de bienvenida y eso apenas en la cola antes de ingresar al local del evento, o hasta un pan con mortadela al salir reventados del concierto, la franela negra se convierte entonces en un poderoso símbolo que nos iguala a todos, es como si tuviese el poder de arrebatarnos el color de piel, la nacionalidad, las edades, la posición social, hombres y mujeres nos convertimos en una especie de ser andrógino, solo somos rockeros y punto, y ustedes bien saben a que me refiero y que no exagero al decir esto, simplemente es que pocas veces nos detenemos a pensarlo, y a analizar en profundidad algo que para nosotros forma parte de nuestra cotidianidad.
En los conciertos la camaradería y el compartir son rutina, y antes que salte alguno de atorado a contradecirme sin entender a dónde quiero llegar, todo esto sucede al margen de las riñas personales que pueden darse en este tipo de eventos y que son simplemente inevitables si mezclas, rock, metal, sexo, alcohol y drogas, pero me refiero es a que hasta en una olla (mosh pit o como deseen llamarle) puedes partirte a carajazos con los demás, pero alguien cae y algún perfecto desconocido lo levanta, puede ser la olla más candela, un hervidero surgido de las mismas profundidades del averno, pero una vez concluye el espectáculo puedes encontrarte afuera con ese perfecto extraño que te diste coñazos en la olla y terminar jodiendo al respecto y hasta compartiendo tragos.
Jamás nos detenemos a pensar en el profundo símbolo en que se convirtió una simple franela negra (póngale usted el logo de la banda que más le guste), nunca falta quien ofrezca un cigarrillo (o más bien los que lo martillen), siempre hay alguien dispuesto a ofrecer una cola para volver a casa a alguno que se quedó varado o a varios, organizarse y dormir todos en una plaza o en algún sitio ante la imposibilidad de retornar a sus hogares luego del evento, compartir nuestra comida, y hasta un poco de dinero para el pasaje de regreso de alguno que se bebió hasta el agua de las pocetas y quedó mamando y loco. Hasta en las mismas colas para acceder a los conciertos, jamás hay peos porque aquel o aquella de franela negra se está saltando la cola porque se consiguió a un amigo y ahí mismo se quedó, eso simplemente no existe para nosotros, siempre recurrimos a la “vieja confiable “de: Que coño, da igual, de todas formas vamos a pasar todos y así tenemos más tiempo de beber y compartir antes de llegar al filtro, el único sitio donde un metalero no es solidario o al menos no con el personal de seguridad o los pacos, ningún metalero le deja caña a los pacos, así sea una botella de 18 años la regalan a los que están atrás en la cola, y así todos beben para de vaina dejarle la botella a los pacos y si es llena de meao por si alguno de ellos se atora pues mucho mejor.
Ya en los grupos más cercanos, a los que conocemos un poco más, hay mil formas de demostrar que la SOLIDARIDAD en nosotros es tan cotidiana que pasa desapercibida, porque afortunadamente la normalizamos, para nosotros es así porque así debe ser y punto, por citar algún ejemplo me pregunto: ¿Quién no recibió en su casa por días semanas y hasta meses compañeros metaleros? botados de sus casas precisamente porque el resto de la sociedad no ha entendido lo que somos, cuantos ayudaron a hermanos y amigos metaleros en situaciones difíciles, de crisis económicas, emocionales, existenciales, todos tenemos algún amigo en el metal que en algún momento nos ha tendido la mano cuando lo hemos necesitado o nosotros le hemos tendido la mano a cualquiera de ellos, y ya se que muchos pensaran que eso es consecuencia de la amistad más allá de otro factor, pero es que precisamente fue la música quien nos hizo amigos. Por citar otro ejemplo uno un poco más cómico, aunque alguna que otra arrechera agarramos con los llamados “gallina vieja”, en nuestra hermandad se permiten fenómenos tan inexplicables, como que, el que no puso pa’ la vaca es el primero en agarrar la mamá de todas las come mierdas, y encima nos toca hasta ayudarlos a lidiar con su pea, eso solo por citar algunos ejemplos.
Y quizá ustedes dirán que eso pasa independientemente de la música que escuchamos y que en los conciertos del resto de los géneros musicales, o eventos asociados al arte en general sucede igual, pero no, créame que he asistido a eventos que nada tienen que ver con el rock y esa hermandad simplemente no existe, se que nos cuesta creerlo porque jamás pensamos al respecto, pero haga usted en su casa(de donde no puede ni debe salir por los momentos) el ejercicio mental y se dará cuenta que ni en los grupos religiosos es posible hallar lo que nosotros construimos hasta sin querer, simplemente porque siempre respetamos al otro, porque siempre nos importó el hermano de al lado, muchas veces sin tan siquiera saber su nombre. Si lo comparas con el resto de los entornos y grupos sociales que conoces notarás que no sucede lo mismo y eso te dejará sorprendido como me sucedió a mí.
Y es algo que también se ve en las bandas, en los músicos, y que en otros géneros no suele ser así, cuantas bandas a nivel mundial han hasta grabado álbumes con instrumentos prestados (a los incrédulos recomiendo leer la historia detrás de la grabación del DCLXVI: TO RIDE ,SHOOT STRAIGHT AND SPEAK THE TRUTH de ENTOMBED), y ejemplos como ese los hay por miles, y cientos aquí mismo en la escena de nuestro país, la camaradería entre los músicos de rock y metal es algo digno de admirar, aquí y en el resto del mundo. Y ojo me refiero a este peo de la SOLIDARIDAD que es el que ocupa estás líneas, no vaya a salir algún muñequito enciclopédico a hablar de peos entre bandas, esos son peos de EGOS y creo que ya hablé sobre ese tema en publicaciones anteriores.
Y es que la solidaridad trasciende hasta las riñas clásicas entre géneros, tú puedes partirte a coñazos como METALERO con los PUNKS en un concierto (algo cotidiano y que no hace falta explicar), y al salir del concierto caerte a anís con esos mismos PUNKS, y hablo desde mi experiencia propia y estoy seguro que la de muchos, grandes hermanos del punk y del metal pueden corroborar mis palabras porque es lo que siempre sucedía y sucede en cada toque, terminábamos en las aceras de cualquier calle bebiendo y jodiendo.
¿A dónde quiero llegar? A la conclusión de que en nuestra hermandad (comunidad, cofradía, póngale usted el nombre que más le guste), siempre hemos sido vistos por el resto de la sociedad como los proscritos, los herejes, y porque no hablar sin tapujos, para esa SOCIEDAD PENSANTE somos la escoria y así nos lo han demostrado durante DÉCADAS, (quizá los chamos de ahora no lo noten mucho, o al menos no con la misma intensidad, pues ahora la vaina es más light y mucho más fácil para ellos, ser rockero ya no es tan peligroso en estos días), pero quienes han vivido al menos cuatro décadas, saben de lo que hablo, de que esa SOCIEDAD PENSANTE cruzara la calle solo de ver a uno de nosotros con su franela negra o el cabello largo, de como por esa bendita franela llevábamos coñazos, patada y kung fu de los malditos PACOS, de como estar reunidos 8 o 10 de nosotros en alguna esquina o a la salida de algún bar, era motivo suficiente para que la SOCIEDAD PENSANTE entrara en pánico y llamara a los PACOS, o estos cuál BRUJAS aparecieran de la nada y sin ser llamados y se armara el mierdero, los carajitos de ahora no lo vivieron pero décadas atrás era algo normal y hasta política de estado diría yo sin temor a equivocarme.
Esa sociedad pensante es la que ahora trata de enseñarse unos a otros que coño es la SOLIDARIDAD, y que se sienten perdidos porque ahora que la necesitan nadie la conoce, pero y siempre hay un bendito pero, resulta que esos rechazados, esos come gatos de mierda, esos punks apestosos, siempre lo han sabido, siempre la han practicado, con diferencias y peos pero siempre ha sido la norma para nosotros, y no la excepción, resulta que ahora los franelas negras, y me refiero a esto como símbolo, no vaya a salir algún pajuo renegado a decir que jamás las ha usado, yo las he usado algunas veces, otras no y las seguiré usando unas veces y otras no, aclaro para evitar el balbuceo de los eternos adoradores del “cualquier cosa que sea estamos en contra”, que somos nosotros los franelas negras los que podemos enseñar a la SOCIEDAD PENSANTE de que coño va la SOLIDARIDAD, aunque usted no lo crea es así, ese símbolo guste o no, es algo que nos hermanó y nos igualó a todos, sin distingos de ningún tipo, y hoy podemos ser ejemplo para esa SOCIEDAD PENSANTE que hace mucho tiempo olvidó quién es el OTRO y que significa.
Y así gran parte de esta sociedad de mierda, camina a ciegas sobre una delgada soga que los separa del precipicio, de ese precipicio al que nos quisieron arrojar alguna vez y que nos enseñó el verdadero significado de una simple palabra que en los días que transcurren podrían ser su única tabla de salvación, respeto por el otro y la otredad, y por sobre todo empatía, y si algo les costará más aún aprender es que nosotros lo aprendimos por voluntad propia porque mucha de la música que nos une nos mostró las dos caras de la moneda y la mayoría elegimos la mejor de ambas, y algunas veces la menos mala, en cambio hoy quienes nos expulsaron de sus esferas de perfección y de falsa superioridad, terminaron siendo superados por su egoísmo, que fue lo único con lo que se dejaron rellenar y tristemente terminaron cayéndose a coñazos en las colas y matándose en las ollas de los supermercados por un paquete de papel higiénico, que jamás les alcanzará para limpiar toda su mierda regada durante décadas, y sus líderes los que los educaron, terminaron enterrando la cabeza como el avestruz, culpándose unos a otros y robándose unos a otros porque es la única forma que conocen de hacer las cosas. A nosotros, afortunadamente la música de cierta forma nos advirtió lo que venía y nos enseñó a combatirlo, ya es muy tarde para algunos darse cuenta, que la etiqueta de ser solo estridencia, ruido, sexo, alcohol y drogas fue la única solución desesperada que el sistema halló para permear una hermandad que nació del llanto, del arrebato, de la resistencia y del dolor del blues, para tratar de desvirtuar el símbolo de una contracultura que hoy día sabe que camino tomar, hoy la silente rebelión de las franelas negras, permanece intacta, solidaria y madura, tanto así que ya puede prescindir de la franela porque aprendimos a llevarla por dentro.
A todos mis hermanos y hermanas del rock y del metal mis respetos y mi eterna admiración.
Y COMO SIEMPRE ¡SUERTE Y GACETA HÍPICA!
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